El documento fue aprobado en el Consejo de ACHIPIA, y establece una hoja de ruta para fortalecer la protección de la salud de las personas, la calidad de los alimentos y la competitividad de los sectores productivos, con especial relevancia para la pesca y la acuicultura.
Publicado: 23-dic-2025Durante la mañana de ayer, la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura participó en una nueva sesión del Consejo de la Agencia Chilena para la Inocuidad y Calidad Alimentaria (ACHIPIA), instancia en la cual se aprobó la Política Nacional de Inocuidad y Calidad Alimentaria 2026-2036, un instrumento estratégico clave para el Estado, que establece una hoja de ruta clara con miras a fortalecer la protección de la salud de las personas, asegurar la calidad de los alimentos y consolidar la competitividad de los sectores productivos, entre ellos, el sector pesquero y acuícola.
La reunión fue encabezada por el subsecretario de Agricultura, Alan Espinoza, y por el secretario ejecutivo de ACHIPIA, Dionisio Faulbaum, contando con la participación de subsecretarios y representantes de las instituciones que integran el Consejo, entre ellas la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura.
Por parte de Subpesca, asistió en calidad de subsecretario subrogante, Javier Rivera, quien celebró el avance y la firma de la Política Nacional de Inocuidad y Calidad Alimentaria 2026-2036, calificándola como "un instrumento estratégico del Estado que establece una hoja de ruta clara para fortalecer la protección de la salud de las personas, asegurar la calidad de los alimentos y consolidar la competitividad de los sectores productivos, entre ellos, de manera muy relevante, el sector pesquero y acuícola", que además tuvo un proceso de consulta pública iniciado a mediados de este 2025.
En ese sentido, destacó que este documento reafirma el compromiso a nivel estatal con la salud de las personas, con el desarrollo sostenible del sector pesquero y acuícola, y con una gestión pública que pone en el centro la evidencia, la coordinación y la equidad territorial. Y señaló que es especialmente significativa al "reconocer que la inocuidad y la calidad alimentaria no son sólo exigencias sanitarias, sino condiciones habilitantes para el desarrollo sostenible de la pesca y la acuicultura, para el acceso a mercados y para la legitimidad social de la actividad productiva", y que nuestro país cuenta "con una pesca artesanal diversa y territorialmente extendida, que cumple un rol clave en el abastecimiento de alimentos, en el empleo local y en la identidad de las comunidades costeras. Al mismo tiempo, enfrenta desafíos estructurales en materia de inocuidad: heterogeneidad de capacidades, brechas en infraestructura, dificultades de trazabilidad y una creciente presión regulatoria asociada a estándares nacionales e internacionales".
La nueva política aprobada establece una hoja de ruta clara para los próximos diez años, con distintos ejes estratégicos, como el resguardo de la salud pública, la competitividad alimentaria -al fortalecer los estándares de calidad para favorecer la exportación y el mercado interno, adaptándose a los nuevos desafíos del escenario mundial-, un enfoque preventivo e integral a lo largo de la cadena alimentaria, innovación y ciencia que priorice la investigación y desarrollo tecnológico y la necesaria coordinación interinstitucional, buscando fomentar la colaboración entre el Estado, el sector productivo, la academia y los consumidores.