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Especiales

En este especial web, invitamos a la ciudadanía a conocer los detalles e importancia del Acuerdo BBNJ o Tratado de Alta Mar. Además, los establecimientos educacionales y universitarios podrán encontrar material educativo digital para impresión y colaborar con la difusión en sus recintos educacionales. ¡Bienvenidos todos y todas a bordo!

En el ámbito pesquero, el Acuerdo BBNJ, o Tratado de Alta Mar, tiene una relación directa con la actividad en alta mar, ya que implicará revisar las prácticas y asegurar el cumplimiento de las nuevas normas de conservación internacional. Esto no significa reemplazar a las Organizaciones Regionales de Ordenamiento Pesquero (OROPs), como la Organización Regional de Ordenación Pesquera del Pacífico Sur (OROP-PS o SPRFMO), sino actuar de manera complementaria con ellas, fortaleciendo la gestión responsable de los recursos marinos.

Para Chile, el BBNJ representa una oportunidad de liderazgo internacional en la protección de los océanos. El país cuenta con una amplia experiencia en gestión pesquera y conservación marina, y puede aportar conocimiento técnico y científico al nuevo marco global. Además, Chile ratificó el Acuerdo en 2024 y propuso a Valparaíso como sede de la Secretaría del BBNJ, lo que refleja su compromiso con la gobernanza oceánica mundial.

El Acuerdo BBNJ- por sus siglas en ingles que significan en español: Biodiversidad en Áreas Fuera de la Jurisdicción Nacional- es un tratado internacional impulsado por las Naciones Unidas para proteger y usar de manera sostenible la vida marina en alta mar, es decir, en aquellas zonas del océano que no pertenecen a ningún país. Estas áreas cubren casi dos tercios del océano mundial, por lo que su cuidado es clave para el equilibrio del planeta.

El objetivo central del Acuerdo es promover la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad marina más allá de las fronteras nacionales, mediante la cooperación entre los Estados. Esto implica crear nuevas reglas internacionales para proteger especies, hábitats y ecosistemas que hoy están expuestos a la sobrepesca, la contaminación y el cambio climático.

Uno de los elementos más importantes del BBNJ es que establece la obligación de realizar Evaluaciones de Impacto Ambiental (EIA) antes de iniciar actividades o proyectos que puedan tener efectos significativos sobre el medio marino internacional. De esta manera, los países deberán analizar con anticipación los posibles impactos y tomar medidas para prevenir daños.

El tratado también busca reforzar la capacidad científica y técnica de los países, especialmente de aquellos en desarrollo, promoviendo la transferencia de tecnología marina y el fortalecimiento de recursos humanos para cumplir con los compromisos internacionales.

1.- Evaluación de Impacto Ambiental (EIA): Establece un proceso para evaluar los efectos que podrían tener ciertas actividades humanas en el ecosistema marino de alta mar. Incluye desde la determinación de la necesidad de la actividad, hasta su monitoreo, revisión y seguimiento.​

2.- Recursos Genéticos Marinos (RGM): Regula el acceso a estos recursos y promueve un reparto justo y equitativo de los beneficios, mediante mecanismos de notificación, trazabilidad e intercambio de información científica.

3.- Instrumentos de Gestión Basados en Áreas (ABMTs): Permiten la creación de áreas marinas protegidas en alta mar, con el fin de preservar ecosistemas, restaurar biodiversidad, fortalecer la cooperación internacional y aumentar la resiliencia de los océanos.

4.- Creación de Capacidades y Transferencia de Tecnología Marina: Apunta a reducir brechas entre países, mediante el desarrollo de infraestructura, acceso a tecnología y formación técnica, con énfasis en el apoyo a países en desarrollo.

Entre ellos, se destacan el principio de precaución y el enfoque ecosistémico, que buscan anticiparse a los impactos negativos sobre el medio marino y considerar las interacciones entre especies, hábitats y actividades humanas. También se promueve la coherencia con otros acuerdos internacionales, y se crean nuevas instituciones para supervisar su implementación, como:

  • La Conferencia de las Partes (COP), que tomará decisiones clave sobre el tratado.
  • Un órgano científico-técnico, que aportará evidencia y recomendaciones.
  • Un Mecanismo de Intercambio de Información (CHM), que facilitará el acceso y la transparencia en el manejo de datos y conocimientos.

Además, el tratado se complementa con las Organizaciones Regionales de Ordenamiento Pesquero (OROPs), como la SPRFMO en el Pacífico Sur, actuando en conjunto y de manera complementaria.

Chile fue uno de los primeros países en ratificar el tratado en 2024, lo que reafirma su compromiso con la protección del océano global. Además, postuló a la ciudad de Valparaíso como sede de la Secretaría del Acuerdo BBNJ, lo que posiciona al país como un actor relevante en la futura institucionalidad del tratado.


Para nuestro país, el Tratado BBNJ representa tanto desafíos como oportunidades. Por un lado, puede requerir la revisión de prácticas y cumplimiento con nuevas normas de conservación internacional para la pesca chilenas en alta mar.

Por otro lado, ofrece una gran oportunidad para que Chile participe activamente en la gobernanza internacional del océano, promoviendo una visión sostenible y responsable de nuestros mares.

El Tratado BBNJ no solo protege los ecosistemas marinos más allá de nuestras costas. También invita a países como Chile a ser protagonistas en la toma de decisiones globales, en defensa de los océanos y sus recursos.

Para que el tratado entrará en vigor, se requirió la ratificación de al menos 60 Estados. Con su ratificación temprana, Chile ya forma parte del grupo de países impulsores de este nuevo marco internacional.